En un pequeño pueblo de Jalisco, un enorme palacio prehistórico se descubre lentamente
Por John Pint El Palacio de Ocomo - Pintura de Jorge Monroy Oconahua es un pueblo escondido en el extremo occidental del estado de Jalisco. La mayoría de sus habitantes son indígenas, y las finas tortillas de Oconahua son muy apreciadas en la región. Políticamente, Oconahua podría parecer tener poca importancia en los tiempos modernos, pero este no siempre fue el caso, dicen los lugareños. Como prueba, siempre han señalado ruinas que ocupan una gran parte de la ciudad. "Esto", decían, "es la ubicación del Palacio de Ocomo [Palacio de Ocomo].” Cuando al arqueólogo Phil Weigand se le mostró el sitio en 1958, se sorprendió mucho. Parecían ser los restos de un edificio de proporciones monumentales, que medía 125 por 125 metros. Obviamente, este antiguo edificio había tenido una gran importancia para la gente del pueblo, que había tenido cuidado de no construir nada encima de él. Pero, ¿qué fue? Fernándo Águilar, Phil Weigand y Monty Smith en la inauguración del sitio arqueo...